¿No os parece que fue ayer 31 de diciembre?
A mi si, y otra vez, volvemos a estar aquí.
Ya hace años que me di cuenta de que el tiempo es como los recuerdo, imperfecto y muy variable.
Cuando era niño, un año parecía una eternidad. Ahora, un año pasando volando, casi con un par de pestañeos. Y eso, obviamente, hace que te precipites al final de forma acelerada.
De vez en cuando me vuelve a la cabeza mi abuela, y cuando iba a visitarla cada dos o tres días porque vivía sola. Recuerdo especialmente una vez que me dijo yo cierro la puerta de mi casa, y pueden pasar días hasta volver a abrirla. Ese recuerdo vuelve mucho, sobre todo, porque me doy cuenta de que eso me está pasando a mi.
Y es que, conforme pasan los años, la gente que te rodea comienza a alejarse, irse, desaparecer o morir, y llega un momento en el que te encuentras solo.
Y ahora, es ahora cuando me doy cuenta de que lo único que me queda es el cine, lo único que me hace compañía, en esos días en los que no hablo ni veo a nadie cara a cara.
Feliz año Nuevo.
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