Recupero una película del año 2016, precisamente por el afán de ver a la actriz del momento en distintos papeles (Anya Taylor-Joy).
En este caso, me encuentro con una oscura versión de "Ex-Machina", mucho más violenta, pero sin duda con muchisimo menos talento. Y es precisamente el trabajo de sus dos protagonistas femeninas, Anya y Kate Mara, las que salvan de la quema a la película, y por lo menos hace que aunque no sea ninguna maravilla, si sea entretenida.
Quizas el debutante director Luke Scott (hijo de Ridley Scott, que aquí produce) debería de haber pedido un mejor trabajo del guion, porque es donde precisamente falla esta "Morgan". No se le puede negar, eso si, que tiene cierto estilo y sabe colocar la cámara, con lo cual puede que no esté todo perdido. O si, porque después de esta película, más allá de cortos para la productora familiar, no ha vuelto a dirigir un largo.
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