Resulta curioso presentarse antes el revisitado visionado de esta película, maldita por muchos motivos.
Para empezar, porque es considerada por casi todo el mundo como el peor trabajo de su director, el gran John McTiernan. Eso si, tiene excusa ya que por lo visto, tuvo muchas trabas de sus productores, y el montaje final no estuvo en su mano, declarando que él montó la película con mucha más violencia y sangre, pero que lo que se termino presentando no tenía nada que ver con la película que él tenía en mente.
Y la segunda razón, que por esta película, John McTiernan que ya se estaba viendo la jugada que le iban a hacer, contrató a un detective para que espiara al productor, y por ese caso terminó entrando un año en una cárcel en USA, y terminando su carrera en el cine ya que nadie más volvió a producirle una película cuando salió como culpable del juicio.
¿Que te encuentras en esta versión de Rollerball (que es un remake de una cinta de los años 70)? Pues una historia de (casi) siempre de John McTiernan en la cual un héroe tiene que luchar contra los malotes de turno, pero con cierta capa de critica a la televisión y al sistema capitalista norteamericano, bastante reducida (supongo que en el montaje del director sería más afilada), y escenas de acción en patines y motos en un deporte totalmente enloquecido. Aunque por lo curioso de la propuesta entretiene, los tijeretazos se notan demasiado, y dejaron la versión final bastante mermada. Ojo, eso si, a una escena de persecución en el tercio final, rodada con cámara nocturna bastante bizarra pero sin duda efectiva.
Pero el ojo (o los dos) a quien realmente hay que echárselo es a la actriz Rebecca Romijn, con una belleza insultante con esa cara cortada y ese cuero negro.
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